domingo, 8 de marzo de 2015
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Ejecutan a 19 personas en una semana en Iguala

5:45 p.m.
8 de marzo de 2015

El Sur; Agencia Informativa Guerrero; Agencia Periodística de Investigación

Al menos 19 personas han sido asesinadas entre el 24 de febrero y el 3 de marzo en la ciudad de Iguala, a pesar de ser el centro del operativo de seguridad federal "Tierra Caliente", desplegado tras el ataque a normalistas en esa ciudad en septiembre del 2014 y encabezado además por la Gendermería, la corporación estrella de la administración de Enrique Peña Nieto, destinada a combatir la violencia generada por la delincuencia según sus compromisos establecidos en campaña.

Además de 19 personas asesinadas con violencia, entre los que se cuentan un médico de la Secretaría de Salud, un presidente de comisariado y un ex presidente de comisariado ejidal, un policía municipal y ahora dos maestros jubilados, se reportan también cinco heridos.

La mayoría de los ataques han sido perpetrados en o cerca del centro de la ciudad, que resulta ser el cuadrante con mayor presencia de la Gendarmería y Policía Federal.

El primer crimen ocurrió el 24 de febrero cuando fue ejecutado el médico Carlos Erik Adán Almazán. Le dieron un balazo en la cabeza.

Versiones extraoficiales indican que habría sido levantado junto con un familiar el lunes 22 en la central de autobuses Estrella de Oro, a unas siete cuadras del zócalo.

Carlos Erik Adán Almazán era originario y vecino de la comunidad de Tierra Colorada, municipio de Tepecoacuilco. Era de profesión médico y laboraba en el Centro de Salud central de Iguala

El segundo y tercer asesinato ocurrieron a las 6:50 de la mañana del miércoles 25 de febrero, con la ejecución del comisariado ejidal de Iguala, Emilio Rabadán Román en la puerta de su casa, y de forma simultánea, al ex comisariado de este mismo ejido y ex regidor del PRD, Gerardo Román Chávez, quien murió en el hospital general de la ciudad.

Ese miércoles por la tarde, se registró un ataque en el bar El Vampiro, en la colonia Emiliano Zapata, cerca del Periférico Poniente de la ciudad, donde un sujeto disparo en dos ocasiones sobre una mujer de nombre Patricia Díaz Hernández, quien fue dada de alta del hospital general, Jorge Soberon Acevedo, pese a los disparos que recibió en el abdomen.

Por la noche del miércoles, alrededor de las 20 horas, fue asesinado en el interior de un lavado, Luis Alfonso Acosta Beltrán, quien fuera coordinador del Copladeg en el periodo de René Juárez Cisneros y ex director de Coplademuni en el trienio del priista Raúl Tovar Tavera y en el que resultará herido de un balazo en la pierna izquierda el joven lavador de autos José Cantú Rivera de 18 años, quien fue trasladado en una ambulancia al hospital general y dado de alta.

Le dispararon con arma 9 milímetros en 18 ocasiones, pero no fueron acertados todos los disparos.

Cabe mencionar que junto al cadáver, los victimarios dejaron un mensaje escrito en una cartulina color blanco: “BAMOS POR TODOS LOS GUERREROS UNIDOS. ATT. Sierra Unida Revolucionaria…”; se leía.

El jueves 26 de febrero por la noche, se registraron dos ataques en diferentes puntos de la ciudad, dejando un saldo de cinco personas asesinadas, entre ellas una mujer. En una de las escenas del crimen se encontró otro mensaje: “Si ustedes no pueden, nosotros sí”.

El primer ataque del jueves se registró a las 8:00 de la noche aproximadamente, en la calle Agustín Melgar de la colonia Ricardo Flores Magón (Tamarindos), al poniente de la ciudad, donde tres hombres fueron atacados con armas cortas, por otros dos que se trasladaban en una motoneta.

Dos de las víctimas murieron de forma inmediata mientras que uno quedó herido y fue trasladado al Hospital General, donde murió más tarde. En el ataque perdió la vida inmediatamante Jaime Varú Salinas de 35 años. Era sastre. La otra víctima no fue identificada en ese momento.

El hombre que fue trasladado al nosocomio y falleció posterormente, se identificó como Willy Huerta Silva de 35 años.

A las 21:30 horas, hombres armados a bordo de una motocicleta dispararon con armas a una mujer y un joven que estaban sentados afuera de una miscelánea ubicada en la calle Lázaro Cárdenas de la colonia San José. Los dos perdieron la vida a causa de las balas que penetraron sus cuerpos.

La mujer era María Isidra Rosales Ugarte de 41 años y, el hombre Alberto Peralta Rosales de 21 años. Eran madre e hijo según se supo más tarde. A diferencia de los hechos anteriores, al parecer estas personas fueron ejecutadas con armas largas conocidas como “cuernos de chivo”, pero el móvil fue similar; se les acercaron sujetos en una motoneta y descargaron en su contra las armas.

“Esto va para todos los Guerreros Unidos y a todos los que los apoyen, si ustedes no pudieron puto gobierno de mierda, nosotros sí. Att. La meritita verga S.U”; se leyó en una cartulina donde los victimarios plasmaron su mensaje.

El viernes 27, alrededor de la una de la mañana, fueron atacadas otras dos personas sobre la calle Rueda en la casa marcada con el número 55, en la colonia centro. Los dos cuerpos que fueron trasladados en calidad de desconocidos al Servicio Médico Forense, también habrían sido víctimas de sujetos a bordo de motocicletas.

Para alrededor de las 8 de la mañana, vecinos del puente de Zaragoza, alertaron a las corporaciones policíacas que había tres personas abajo del puente, amarradas y vendadas de los ojos además de tener huellas de tortura por lo que al lugar llegaron elementos de la gendarmería y de la policía federal, quienes constataron los dos cuerpos sin vida que se encontraban tirados en un charco de sangre sobre la maleza.

En ese lugar también se encontraba una persona del sexo masculino con un disparo en la cabeza y huellas de tortura además vendado de los ojos y amarado de manos y pies con signos vitales por lo que fue trasladado al hospital general a recibir atención médica, donde se reportó como grave.

De acuerdo a los vecinos, escucharon detonaciones de arma de fuego a las 3:50 de la madrugada, pero se percataron de los cuerpos hasta llegada la mañana.

A las 13:50 de la tarde del mismo viernes en la avenida Caritino Maldonado a unos metros de la escuela primaria Revolución Mexicana y a un costado de la estación de bomberos de la Alameda, donde fue asesinado Juan Varela Candelario, de 38 años, quien fuera policía municipal de iguala.

Antes, la víctima estuvo en un pase de lista de la Policía Municipal en la alameda central, a unos 70 metros de donde fue acribillado.

Al caminar después del pase de lista donde no hubo Policías Federales (que generalmente son quienes llaman al pase de lista), un hombre montado en una motoneta tipo BWS, emparejó al elemento municipal que iba desarmado y vestido de civil. El agresor desenfundó un arma corta y tras soltar algunas palabras, disparó en varias ocasiones.

“Se escucharon varios plomazos”, dijeron algunos testigos que se mostraban incrédulos ante la escena que presenciaron.

Después del crimen, la Policía Federal tardó varios minutos en llegar, a pesar de la fuerte presencia que tienen en la zona. Los policías municipales que también acudieron al pase de lista, nada pudieron hacer al verse desarmados. Nadie pudo defender a su compañero ni perseguir a los victimarios, pues tras los hechos del 26 de septiembre pasado, continúan inactivos y sin permiso para realizar acciones de seguridad.

Para las 14:00 horas ya había llegado la familia del occiso. “¡Levántate Juan!”; gritaba una mujer al momento que golpeaba el suelo.

La fémina tenía aspecto humilde y aproximadamente 30 años. No dejaba de llorar mientras otra de mayor edad le buscaba consuelo al abrazarla, pero ésta también derramaba lágrimas.

Los hechos generaron consternación entre la sociedad igualteca debido a que hay presencia de la policía federal y de la Gendarmería Nacional por las diferentes calles de la ciudad y los índices delictivos se han incrementado, además de que los retenes del Ejercito Mexicano en las entradas y salidas del municipio fueron retirados.

En una nueva jornada de violencia registrada el martes 3 de marzo, cinco personas más fueron ejecutadas en la ciudad de Iguala, cuatro eran integrantes de una familia a quienes asesinaron en su casa de la colonia Educación, ubicada a sólo tres cuadras del centro de la ciudad.

El brote de violencia y ejecuciones se da a pesar de la intensa presencia de policías federales, gendarmes, policías estatales, ministeriales y soldados del Ejército que están en este municipio tras el caso Ayotzinapa.

A la medianoche del lunes 2 y martes 3 en la calle Juan Álvarez esquina con Libertadores de la colonia Educación, a 100 metros del río San Juan y frente a la ferretería La Estrella, fue localizado un taxista ejecutado de varios disparos.

Su cuerpo quedó en el asiento del conductor y junto a él, en el tablero del vehículo fue dejada una cartulina donde el grupo autodenominado Sierra Unida (SU) se adjudicó el ataque.

“Esto les va a pasar para los que trabajan para los Tilos Yuca en los taxis, en las combis ya tenemos la lista putos vamos por ustedes Guerreros Unidos, vamos a pelear no se escondan. Att S.U”, decía el texto en la cartulina blanca manchada de sangre.

La víctima fue identificada como Ismael Benítez Baiz de 22 años, vecino de la comunidad de El Tomatal municipio de Iguala. Su cuerpo fue hallado dentro del taxi 219, un Volkswagen tipo Pointer blanco con letras verdes.

Luego de las diligencias practicadas, el cuerpo fue levantado y trasladado a las instalaciones del Servicio Médico Forense (Semefo) de Iguala.

A las 7:10 de la mañana del mismo 3 de marzo se reportó a los números de emergencia la ejecución de cuatro miembros de una familia.

A un par de cuadras del ataque al taxista unas horas antes, en el interior de la casa marcada con el número 19 de la calle Isidro Laguna de la colonia Educación, paralela al río San Juan, cuatro familiares fueron ejecutados a balazos y uno de ellos degollado por hombres desconocidos.

En el interior de la vivienda de dos plantas y un acabado rústico fueron hallados los cuerpos de quienes fueron identificados por sus familiares como Marco Robles Rojas de 67 años y Asminda Ávila Sánchez de 64, ambos maestros jubilados, y trascendió que el primero fue egresado de la Escuela Normal Rural Raúl Isidro Burgos de Ayotzinapa.

En el piso de la sala de la casa también fue hallado el cuerpo de Marcos Robles Lenin de 39 años, y en una recámara de la planta alta fue hallado el cuerpo semidesnudo de Carlos Iván Robles Ávila de 20 años, quien fue degollado.

La vivienda en la que la familia fue ejecutada está en una zona completamente habitada, aunque ni vecinos ni familiares dieron información con relación a los hechos.

En la cochera de la casa había una camioneta Ford Eco Sport modelo reciente que no intentó ser robada por los delincuentes ni se notaban violadas las chapas de las dos puertas para entrar a la casa.

Trascendió que en este hecho participaron al menos tres hombres que pudieron haber ingresado y huido por la parte posterior de la casa, que colinda con el cauce del río San Juan.

Efectivos de la Gendarmería Nacional acordonaron y tomaron el control de la zona, impidiendo todo tipo de acceso e información a la prensa e inclusive a soldados y policías del estado que llegaron en apoyo.

Peritos y agentes del Ministerio Público realizaron las diligencias de ley y cerca de las 10 de la mañana los cuerpos fueron levantados y trasladados al Semefo.

A la una de la tarde del mismo día se reportó una nueva ejecución en la calle Justo Sierra, al sur de la ciudad, se vieron recorridos de las diferentes corporaciones policiacas pero la información no se confirmó.

Pese a todos los crímenes, en su mayoría perpetrados en el centro de la ciudad o cerca de él, que es donde precisamente se encuentra el cuadrante con mayor número de elementos de la Gendarmería y la Policía Federal, el delegado de la Segob en Guerrero, Erick Castro Ibarra, afirmó que la Gendarmería no está rebasada en Iguala, que se sigue trabajado y que “vamos a dar resultados”.

Sin embargo, la población en Iguala no comparte su optimismo.

“Están de aparadores y ligando muchachas en el centro”; se quejó un hombre canoso, cuando fijaba su mirada en el cuerpo inerte de una persona que, acababa de ser asesinada a tiros.

A esa hora (14:00 horas del viernes 27 de febrero), en los restaurantes más lujosos del centro de la ciudad y sobre algunas fondas del periférico, estaban parqueadas varias patrullas. Los gendarmes degustaban sus alimentos mientras los ciudadanos se llenaban de temor y se generalizaba una psicosis a consecuencia de los últimos crímenes. Un número menor de policías resguardaba la escena del crimen.

En aquella escena del crimen, sobre la calle Mariano Herrera, mientras los uniformados trataban de bloquear el trabajo de reporteros, las personas que curioseaban en el sitio se quejaban de los altos niveles de inseguridad a los que se ha llegado a partir de la llegada de la Gendarmería.

“Cómo es posible que están matando tanta gente mientras los gendarmes se la pasan comiendo en los restaurantes del centro. Hasta se juntan todos para comer juntos y eso sí, llenan los restaurantes en la mañana, en la tarde y en la noche”; se quejó una mujer.





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